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La comunidad de aprendizaje del Proyecto Transformación del Proceso de Aprendizaje-Enseñanza-Evaluación, TAEE, se reunió nuevamente el jueves 21 de septiembre, en el contexto de este nuevo ciclo que tiene el foco puesto en la experiencia universitaria. En esta ocasión, el tema fue las competencias digitales, tanto de docentes como de estudiantes.

2 de octubre, 2023

La cuarta reunión de la comunidad de aprendizaje del Proyecto Transformación del Proceso de Aprendizaje-Enseñanza-Evaluación, TAEE, invitó a sus participantes a compartir su visión y experiencias en torno a las competencias digitales, tanto de docentes como de estudiantes, considerando los desafíos que plantean las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial.

La comunidad de aprendizaje del Proyecto Transformación del Proceso de Aprendizaje-Enseñanza-Evaluación, TAEE, se reunió nuevamente el jueves 21 de septiembre, en el contexto de este nuevo ciclo que tiene el foco puesto en la experiencia universitaria. En esta ocasión, el tema fue las competencias digitales, tanto de docentes como de estudiantes.

“El tema que nos convoca hoy es el de las competencias digitales de los docentes, considerando cómo se engrana con el desarrollo que hacemos de esas competencias en nuestros estudiantes. La pandemia y el paso a la virtualidad en el contexto de la docencia remota de emergencia demostró que, pese a que suponíamos ciertas capacidades de los estudiantes, de todas maneras siguen existiendo brechas en el acceso, brechas en los recursos con que los estudiantes cuentan y, si bien existen probablemente ciertas disposiciones entre los estudiantes para usar tecnología, no necesariamente esas disposiciones son lo que requerimos para que su uso se dé en el ámbito pedagógico”, señaló Soledad Aravena, Directora del Programa Política y Gestión Universitaria de CINDA.

Uno de los primeros elementos que surgió durante la conversación fue el tránsito que están teniendo las universidades desde una virtualidad de emergencia, que tuvo como objetivo la continuidad educativa, a la planificación intencionada del uso de la educación a distancia en ciertos momentos o espacios de la formación de los estudiantes. “Nuestros programas son presenciales, pero con la pandemia hemos incrementado mucho nuestra oferta digital”, comentó Rafaela Diegoli, Vicerrectora Académica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. “Desde el punto de vista académico hay contenidos que se prestan o no a ese tipo de cosas. Entonces, algo que estamos haciendo (...) es un framework desde el diseño del plan de estudios, de la calidad, de la pertinencia, del formato, del valor del aprendizaje, para entonces tener unidades de formación elegibles para impartirse en modalidades digitales. ¿Cuáles son los criterios de calidad y pertinencia? Uno de ellos, la necesidad del entorno físico. El otro, el desarrollo de actividades y evidencias, la interacción, la observación y evaluación, es decir, ¿qué necesito observar presencialmente? La complejidad y abstracción de los contenidos y las competencias y subcompetencias que están declaradas en esa materia”.

También en la Pontificia Universidad Católica del Perú han tenido un acercamiento al desarrollo de competencias digitales en los docentes orientado al uso de la virtualidad. “Nosotros estamos capacitando por dos vías. La masiva, general, que es el plan de capacitación para todos los profesores y es voluntario. Y por otro lado, por el tema de implementación, de actualización y gestión curricular. Es un grupo de carreras que está tratando de cambiar hacia modelos más semipresenciales o presenciales con un porcentaje de virtualidad. Todos ellos pasan por un proceso de formación en temas digitales”, describió Pamela Gutiérrez, de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Competencias digitales e inteligencia artificial

Otro elemento que se conversó durante la sesión de la comunidad de aprendizaje es la irrupción, en el mundo de la educación, de la inteligencia artificial. “Hay mucha preocupación en la Red de Vicerrectores Académicos sobre cómo avanzar en esta área, de manera que podamos hacer un uso intensivo y responsable de lo que nos ofrecen las nuevas tecnologías. Hay una especial preocupación por el uso de la inteligencia artificial en educación y por la manera en que nuestros estudiantes y sus profesores pueden mediar esos procesos e insertarse en ellos con competencias que sean claves para usar esos recursos de buena manera”, indicó Soledad Aravena. 

Hubo acuerdo en la necesidad de pasar de la reacción negativa al uso de la inteligencia  centrada en el riesgo del plagio, al análisis de las nuevas tecnologías como parte del proceso pedagógico. Sobre esto, Hector Lacherre, jefe de la Unidad de Educación a Distancia de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, destacó la postura que la universidad ha tomado en torno a este tema.  “Es algo que no podemos negar, porque está a la mano. Y la universidad comenzó a hacer pequeñas charlas con respecto a inteligencia artificial, pero mirándolo como una herramienta más, que puede ser utilizada por docentes y por estudiantes. No como un tema de plagio”, destacó. 

Y coincidió en esta visión Carla Förster, Directora de Evaluación y Calidad de Pregrado de la Universidad de Talca. “Sobre la inteligencia artificial, no tenemos ni una idea de cuáles son los alcances y los cambios en educación que eso va a implicar. Entonces, cuando empezamos a discutir sobre el plagio, usamos herramientas para detectar plagio, no herramientas para retroalimentar al estudiante, para hacer que el estudiante piense de otra manera”, sostuvo. “Si la respuesta a la pregunta el estudiante la puede puede copiar y pegar de Chat GPT, lo que está mal no es el estudiante, es la pregunta. Y desde ahí lo que tenemos que ver es qué actividades estamos dando a nuestros estudiantes. Es un repensar y un rediseñar de nuestras actividades, que de hecho podemos usar para que el estudiante llegue mucho más lejos”, complementó Rafaela Diegoli.

Rafaela Diegoli, Vicerrectora Académica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, presentó el marco que la institución ha trabajado para definir qué contenidos se puede ofrecer de manera digital.

Rafaela Diegoli, Vicerrectora Académica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, presentó el marco que la institución ha trabajado para definir qué contenidos se puede ofrecer de manera digital.

Así también observó Verónica Polanco, profesional del Programa Política y Gestión Universitaria de CINDA. “Con toda la irrupción de tecnología, Chat GPT, la inteligencia artificial, tenemos una herramienta que implica otras posibilidades de pensamiento y otras posibilidades de aprendizaje también. No es solo un añadido más. Entonces, claro, eso trae consigo desafíos que sin duda están atravesados por los distintos niveles que están involucrados en la labor docente. Y además, acá también se juntan varios procesos de aprendizaje paralelos: el de los estudiantes, el de cómo los docentes aprendemos a trabajar con estas herramientas, y también el de las instituciones. No se trata solo de algo que queramos intencionar que los estudiantes aprendan, sino que nosotros también tenemos que ver cómo lo incorporamos. Y sin duda un ámbito en el que probablemente surgen muchas inquietudes es respecto del plagio. Pero lo estamos remitiendo a algo muy específico, siendo que puede haber una incorporación mucho más amplia de este trabajo”.

Por otra parte, el acuerdo estuvo en la necesidad de siempre mirar el uso de nuevas tecnologías con el énfasis puesto en el aprendizaje. “La perspectiva pedagógica es precisamente lo que aporta esto, o sea, le da sentido a una experiencia de aprendizaje.  Únicamente que es mediada por tecnología, porque es fundamental no perder la noción de que todas estas herramientas son mediaciones”, enfatizó Katina Camargo, coordinadora de la Unidad de Formación Pedagógica del Centro para la Excelencia Docente de la Universidad del Norte.

Y se trata de procesos que están cambiando la forma en que se desarrolla la educación superior. Como señaló Rafaela Diegoli, “una cosa fue la emergencia de la continuidad educativa, que fue lo que vivimos en la pandemia, que hizo que ciertas cosas fueran aceptables. Y otra cosa es ahora. Las competencias docentes digitales ya no son sobre una continuidad de emergencia, se trata de calidad educativa, de un aseguramiento del aprendizaje. De decir, que eso que estoy dando en formato digital o esa competencia digital, es igual o superior, en términos de resultados de aprendizaje, a lo que yo hago presencial”. Y coincide Carla Förster. “Hoy en día el estándar es otro, es alto. Y tenemos que pensar en que el profesor no es un especialista en la tecnología, ni tampoco esperamos que lo sea, sino que más bien en el uso didáctico de esa tecnología. Y en ese sentido, las plataformas de aprendizaje que usamos deben  tener sentido pedagógico. Y ahí creo que es clave el diseño instruccional y entregarle herramientas a los profesores para que diseñen su curso”.

Porque, finalmente, los cambios que ocurren ahora van a tener consecuencias en el largo plazo. “Es algo que no es solamente una preocupación de ahora, es algo con lo que vamos a tener que aprender a trabajar, porque cada vez van a ir habiendo más herramientas más sofisticadas también. Pensando no solamente lo que ocurre dentro de las universidades, sino también cómo esto se proyecta hacia afuera. Esto también va a ir cambiando, en alguna medida, cómo se van pensando las formaciones, las profesiones también, y sin duda, va a impactar más adelante el mundo del trabajo”, reflexionó Verónica Polanco.