Tejiendo el proceso formativo con un componente ético y ciudadano: la experiencia de la Universidad Privada Santa Cruz de la Sierra

Durante el encuentro de septiembre de la Comunidad de Aprendizaje pudimos atender a la presentación de Raquel Clouzet, Jefe de Carrera de Diseño y Gestión de la Moda de la UPSA, titulada “Cuidado del medio ambiente y moda circular: metodología de enseñanza de la carrera de Diseño y Gestión de la Moda”. El equipo docente de dicha carrera ha tomado como desafío generar una propuesta sostenible, basada en la economía circular como alternativa al ciclo de la economía lineal, en el cual se extraen recursos naturales, se transforman en productos y luego se desechan cuando ya no se necesitan. Así, han trabajado una mirada que se hace cargo del tremendo impacto ecológico que conlleva la producción del fast fashion. “Esto es un problema muy serio y nosotros, como carrera, nos planteamos la pregunta de qué se puede hacer para solucionar el problema de los desechos textiles generados por la moda rápida, teniendo en cuenta que nosotros somos formadores de diseñadores y que estos diseñadores algún día van a estar en la industria de la moda”, comentó Raquel. La respuesta de la carrera a esta interrogante se construyó a partir de cuatro pilares transversales: técnicas de diseño y procesos productivos, slow fashion y la moda circular; uso de tecnología; la investigación, bitácoras y premisas; y técnicas de reutilización de prendas.

 Así, la formación de los estudiante se posiciona desde una conceptualización de la moda que tiene una filosofía, una mirada que parte desde una visión crítica de la industria actual y tiene como objetivo relevar ciertos elementos específicos, como son la confección de prendas longevas y de buena calidad, la utilización de tiempos de producción más lentos, la importancia del salario justo, la reducción de la huella de carbono, el compromiso con el zero waste y la realización de producciones acotadas y atemporales.  

Para ello, la carrera funciona con una modalidad de talleres semestrales orientados cada uno a un desafío propuesto por el docente en un área específica de la producción de moda, como puede ser, por ejemplo, diseño de indumentaria empresarial o diseño de vestuario para espectáculo, los que a su vez se enmarcan en un eje de investigación que se define para toda la carrera. Estos ejes tienen que ver con el desarrollo y rescate de técnicas de tejido propias de las culturas originarias de la zona o con el trabajo de materiales no tradicionales. “Nosotros como sociedad hemos vivido un proceso de aculturación bien fuerte, tenemos la impronta de que si algo es europeo, si es norteamericano, es bueno. Sin embargo, nuestros textiles tienen una factura, una técnica que es exquisita en grado sumo. Tiene un concepto detrás que es la obtención de un saber a través de la observación y eso también es un principio de la investigación científica”, resume la Jefa de Carrera.

Para operacionalizar este tremendo desafío, los estudiantes trabajan a través de la investigación. Desarrollan bitácoras y un portafolio en el que se incluye la experimentación con materiales, los estudios de mercado y el diseño y modelaje, los que van generando un conjunto de productos que van moldeando la propuesta de cada estudiante. A su vez, y para evitar la generación excesiva de desechos, han incorporado el uso de la tecnología como un aliado para la conservación del medio ambiente. Así, han establecido diversas maneras de diseñar, como el phygital, que es una moda digital concebida para diseñar prendas físicas, el uso de la realidad aumentada o virtual y la moda digital, que se vende directamente a un avatar. “Los programas de diseño que nosotros utilizamos nos permiten entender todos los procesos de producción y hacer los prototipados sin utilizar lienzos o telas”, destaca Raquel Clouzet. 

Finalmente, se mencionó que esta forma de trabajo requiere un trabajo muy coordinado y muy comprometido por parte del equipo docente, ya que si bien se ha trabajado en la generación de rúbricas de evaluación que tienen componentes estandarizados, cada docente debe hacer modificaciones o adaptaciones a ese instrumento que sean consecuentes con el reto que les está planteando a sus estudiantes. 

La sesión terminó con un interesante debate sobre cómo este diseño metodológico se hace cargo de un elemento muy urgente en la formación universitaria, que es el componente ético y ciudadano. En palabras de Isabel Achard, de la Universidad Católica del Uruguay (UCU) “hay una convicción del equipo docente que implica un posicionamiento en temas que son controvertidos”. Y además, se hace cargo de la pregunta inicial de este ciclo de encuentros de la Comunidad de Aprendizaje TAEE. Verónica Polanco, profesional del Programa Política y Gestión Universitaria de CINDA concluyó que “la presentación conecta en varios aspectos con la pregunta que hemos ido trabajando en las distintas sesiones y que es qué cosas no debemos seguir haciendo de la misma manera. Acá hay una propuesta que está mirando hacia el futuro, pero que a la vez conecta con lo de antes. Y aprovecha herramientas que surgieron con la pandemia”. 



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