La comunidad de aprendizaje del Proyecto Transformación del Proceso de Aprendizaje-Enseñanza-Evaluación, TAEE, se reunió nuevamente el jueves 16 de noviembre, en el contexto de este nuevo ciclo que tiene el foco puesto en la experiencia universitaria. En esta ocasión, el tema fue la inclusión, entendida como una perspectiva amplia para que todas y todos aprendan.
La importancia de la inclusión en las universidades se manifiesta en múltiples dimensiones que van más allá de la mera equidad. La creación de entornos educativos inclusivos no solo responde a principios éticos y morales, sino que también enriquece la calidad de la educación y contribuye al desarrollo integral de la sociedad.
A través de las exposiciones de los participantes se pudo observar cómo las unidades académicas tematizan la inclusión en sus planes formativos y cómo las universidades van generando dispositivos de apoyo a los estudiantes.
Así, por ejemplo, María de los Ángeles Opazo, profesional del área de apoyo para la inclusión de la Vicerrectoría de Pregrado de la Universidad de Talca, mostró cómo opera la unidad de acompañamiento estudiantil. “Esta unidad trabaja para contribuir a la permanencia, logro académico y adaptación a la vida universitaria de todos los estudiantes de la institución, a través de un acompañamiento académico, psicoeducativo y para la inclusión”. Así, el objetivo del área de apoyo para la inclusión tiene que ver con promover la inclusión de los estudiantes en situaciones de discapacidad y TEA, facilitando su ingreso, permanencia y egreso a la educación superior.
ESPOL también tiene un programa institucionalizado de apoyo a la inclusión instalado en la Gerencia de Bienestar Estudiantil. “Uno de nuestros proyectos es “Inclusión sin fronteras”, donde nuestro principal objetivo es la inclusión, el bienestar emocional y el desarrollo profesional de los universitarios con necesidades específicas de apoyo educativo y estudiantes con necesidades educativas especiales, a través de evaluaciones integrales multidisciplinarias y el seguimiento continuo”, describió Niza Lira, supervisora del programa. “Nosotros atendemos a los estudiantes con discapacidad, estudiantes con enfermedades catastróficas, con vulnerabilidad económica, con movilidad territorial, a partir, primero, de un acompañamiento psicoeducativo”.
Por su parte, Javier Paredes, Director del área de Bienestar Universitario de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, puso el énfasis también en la lucha contra la discriminación. “Nuestra universidad entiende la inclusión como la adecuación pedagógica para personas con necesidades educativas especiales, pero asume la responsabilidad de la inclusión en su sentido más amplio. Estamos hablando de los prejuicios de discriminación étnicos o raciales, así como la discriminación contra la comunidad LGTBIQ+”. En este contexto existe en la UPCH la iniciativa “Reforma Trans”, que fue propuesta por los estudiantes a través del colectivo Orgullo UPCH, y que busca modificar actitudes negativas y reducir el sentimiento de inadecuación en la comunidad LGTBIQ+.
Natalia Guzmán, del Área de Calidad Docente de la Universidad de Lima, mostró algunas actividades que la universidad ha desarrollado en torno a la inclusión.
En esa misma línea, ESPOL también ha avanzado en iniciativas para grupos que no son los mayoritariamente contemplados cuando se habla de inclusión. “Tenemos el Centro de Desarrollo Infantil, que es justamente para brindar un servicio de cuidados infantiles a las y los hijos de estudiantes, profesores y servidores, que nos ayuda realmente a disminuir las barreras que se asocian a la maternidad como un impedimento del desarrollo profesional”, destacó Niza Lira.
El rol de los docentes en la inclusión
Y también surgió la pregunta por el trabajo con los docentes. “Aquí lo que vemos son universidades que se están organizando para abordar este tema desde una perspectiva más amplia, más caracterizada. Hay iniciativas muy interesantes ahí, muy variadas además, porque están mirando la inclusión desde otras perspectivas: los estudiantes de fuera, los estudiantes con necesidades económicas, estudiantes que se ven enfrentados a una enfermedad catastrófica, las brechas de género, etc. Pero mirándolo en términos de lo que la inclusión implica para los estudiantes, ¿qué estamos haciendo con los profesores?”, comentó Soledad Aravena, Directora del Programa Política y Gestión Universitaria de CINDA.
En ESPOL, por ejemplo, se trabaja directamente con los docentes. “Cuando ya identificamos en qué materia va a estar el estudiante, socializamos con el profesor cómo debe abordar a ese estudiante. Tenemos un canal de comunicación digital con los profesores, para que podamos intercambiar opiniones sobre cómo trabajar con los estudiantes. Y además, espacio de formación docente en donde se aborda realmente de manera pedagógica a los estudiantes con estas necesidades”, describió Niza Lira.
En la Universidad Católica del Uruguay también se está pensando la inclusión desde los profesores. Actualmente existe una comisión en la institución trabajando para establecer una hoja de ruta y una forma orgánica de trabajar la inclusión en la universidad en la que va a participar el Centro Ludus, el centro de formación, innovación y experimentación en pedagogía y didáctica universitaria de la Universidad Católica del Uruguay. “Ludus va a entrar en acompañar a los docentes que tengan estudiantes con necesidades educativas especiales o con dificultades de aprendizaje, para darles las estrategias para trabajar con esos estudiantes en este filo difícil que tenemos al trabajar con la inclusión a nivel universitario, que es que tenemos estándares de profesión que no podemos renunciar y tenemos estudiantes a los que tenemos que acompañar para que puedan llegar a esos estándares”, destacó Isabel Varela, Directora del centro.
La Universidad de Barcelona mencionó otro tema muy relevante al hablar de inclusión, que es el diseño universal de aprendizaje (DUA). “Tiene que ver con la transformación de la docencia para todos y para todas. A partir de ahí es que incluso las leyes de nuestro contexto legal obligan a entidades como las nuestras, a universidades, a tener un posicionamiento muy claro”, señaló Jordi Pardo.
En este diseño, la frase inicial de abordaje de la inclusión tiene que ver con apoyo directo al estudiante a través del servicio de atención al estudiante. “En concreto, todos los programas de integración que permiten resolver el problema (...) que tiene que ver con las dificultades que tiene todo docente no capacitado, no formado, para conseguir integrar en un aula que muchas veces, por naturaleza, es muy diversa y entiende la diversidad como un reto inalcanzable. Entonces, lo que hace este servicio es acompañar al estudiante ahí donde vaya y de esa forma permeabiliza a los docentes que va encontrando ese estudiante a lo largo del grado. En cada una de las facultades, de las 17 facultades de esta nuestra casa, existe un profesor o una profesora expertos en temas de integración, de inclusión. Esa persona es la que sirve de puente para el servicio de atención al estudiante, para el estudiante y para el profesor”, resumió Pardo.
Finalmente, durante la conversación también se relevó la importancia de pensar la inclusión no solamente como la creación de medidas específicas orientadas a los grupos vulnerables, sino como un compromiso de toda la comunidad. “Finalmente el propósito de la inclusión en las comunidades educativas no es sólo respecto de que hayan acciones directas, sino que es algo que nos impacta a todos también, porque es poder entender la importancia de vivir en escenarios en que hayan oportunidades y posibilidades para todos”, reflexionó Verónica Polanco, profesional del Programa Política y Gestión Universitaria de CINDA.
