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El segundo encuentro virtual de la Red de Vicerrectores Académicos de CINDA se llevó a cabo el 26 de octubre y fue organizado por la Universidad de Los Andes de Chile. giró en torno a la disyuntiva de hasta qué punto pueden establecerse parámetros que los docentes deban cumplir sin que esto afecte la libertad para diseñar e impartir las clases del modo que desean.

9 de noviembre, 2023

El segundo encuentro virtual de la Red de Vicerrectores Académicos de CINDA se llevó a cabo el 26 de octubre y fue organizado por la Universidad de Los Andes de Chile. Se enmarca dentro de la Red de Vicerrectores Académicos y responde al deseo de sus miembros de sostener reuniones periódicas para discutir diversas temáticas propias del quehacer universitario.

José Miguel Simian, Vicerrector Académico de la Universidad de Los Andes comenzó con una breve presentación de la experiencia que en ese ámbito ha tenido la casa de estudios. “Nosotros hicimos hace ya algunos años atrás un cambio importante en nuestro reglamento de profesores. Este cambio apuntaba básicamente a poner una mayor exigencia a la hora de promover profesores, de pasar en las distintas categorías (...). Este modelo de carrera académica, en este nuevo reglamento, básicamente lo que estableció fueron plazos máximos de promoción, ocho años para ser promovido profesor asociado y ocho años para ser promovido profesor titular, y eso ha generado al interior de la institución, digamos, una presión importante al desarrollo de los profesores, que es lo que buscábamos, pero nos han planteado, en el fondo, no un dilema, pero sí un desafío, que es cómo evaluar el desempeño de los profesores a la hora de la promoción”, comentó. 

La discusión, entonces, giró en torno a la disyuntiva de hasta qué punto pueden establecerse parámetros que los docentes deban cumplir sin que esto afecte la libertad para diseñar e impartir las clases del modo que desean. “Me encantaría abrir una conversación respecto de cómo ustedes ven este problema, esta situación, este desafío, de combinar libertad académica y estándares de docencia”, finalizó Simian.

Entonces, ¿cuáles serían esos “límites” a la autonomía de los docentes? Durante la conversación se hicieron algunas propuestas que tienen que ver con el trato hacia los estudiantes, con el dominio del académico sobre la materia a la cual enseña y con la obligación de respetar las regulaciones de la institución, entendidas tanto en materia reglamentaria como a la manera de enseñar y el uso de ciertas metodologías o estrategias.

Hubo acuerdo en que la dificultad recae precisamente en evaluar lo que pasa dentro de la sala de clases. “Para nosotros, como Vicerrectores de las universidades, uno de los grandes temas es que no sabemos qué pasa una vez que se cierra la puerta del aula”. Esta mirada fue compartida por todos los presentes ya que precisamente esta dificultad es la que releva la importancia de tener buenos mecanismos de evaluación de los docentes. “La pregunta del aula es súper interesante”, señaló José Miguel Simian. “Pero al mismo tiempo, ahí es donde yo creo que lo clave es, como institución, asegurarte que tengas muy buenos profesores. Si tú tienes buenos profesores, puedes confiar en lo que ellos van a hacer dentro del aula. Y eso lo reflejan luego las encuestas”, resumió.

En este contexto, se puso mucho énfasis en la evaluación de los docentes. Así, por ejemplo, Pilar Delgado, Vicerrectora de Política Académica y Calidad de la Universidad de Barcelona, se refirió a la política de evaluación docente que en España es por ley obligatoria, si se quiere acceder a procesos de promoción o de acreditación nacional “Existen exigencias legales que nos indican qué aspectos hay que tener en cuenta en ese sentido. Entonces, hay diferentes dimensiones. Una dimensión es la planificación docente, si esa asignatura, su plan docente, su programa docente es coherente y está bien diseñado. Hay otro que está relacionado con la evaluación y desarrollo profesional, que hace relación a todo lo que el profesor debería hacer, como hacer cursos para mejorar en su docencia, si utiliza metodologías activas, si introduce innovación docente, etcétera. Después, también hay otro aspecto que trata sobre la valoración de los resultados de la actividad docente y otro sobre la valoración de la satisfacción de los estudiantes. Y, por último, hay un autoinforme”, resumió. 

En la Universidad de Málaga, están justamente trabajando para hacer mejoras a su sistema de evaluación docente. “En la Universidad de Málaga a día de hoy contamos con un procedimiento de evaluación bastante simple y estamos trabajando en el desarrollo de uno un poco más sofisticado”, comentó Francisco Javier Cañete, Vicerrector de Estudios. “Está basado en diversas dimensiones relacionadas con la planificación de la docencia, el desarrollo de la docencia, también los resultados de tu docencia y al final es un conjunto de 25 indicadores donde se trata de objetivizar diversos aspectos de la labor docente”, señaló.

Finalmente, Soledad Aravena, Directora del Programa Política y Gestión Universitaria de CINDA, reflexionó sobre la importancia de entender la docencia como un desafío institucional. “Yo creo que una buena manera de soltar ese riesgo, no necesariamente evitarlo de todo, es convertir la tarea de la docencia en una preocupación conjunta. Hay distintos enfoques. el acompañamiento entre pares, la creación de centros especializados, entre otros, que se pueden movilizar para que las aspiraciones que tenemos para una docencia de mejor calidad, que cumpla las recomendaciones de las universidades, que sea innovadora, que genere una diversidad de experiencias formativas, se puede ejecutar sin que pongamos en los profesores toda la carga de hacer eso individualmente”, concluyó.

Este fue el segundo encuentro virtual de la Red de Vicerrectores Académicos de CINDA. Se llevó a cabo el 26 de octubre y fue organizado por la Universidad de Los Andes de Chile.