4 de Septiembre, 2023
El Instituto de Acreditación de la Calidad, IAC-CINDA, utiliza un modelo de acreditación que incluye dos etapas complementarias: el aseguramiento interno de la calidad, que es responsabilidad de la propia institución, y que se ve reflejada en los procesos de autoevaluación; y el aseguramiento externo de la calidad, responsabilidad de la agencia u organismo acreditador.
La autoevaluación, según el glosario del IAC-CINDA, es el proceso a partir del cual una institución, unidad, carrera o programa se evalúa a sí misma, revisando y analizando su quehacer y situación actual en función de sus propósitos declarados y de un conjunto de dimensiones o criterios de evaluación previamente definidos.
Los resultados que se obtienen de los procesos de autoevaluación entregan antecedentes importantes para comprender la realidad de la unidad que emprende el proceso de autoevaluación y permiten orientar el diseño de acciones de mejora que ordenen su desarrollo futuro. Pero el proceso de autoevaluación se encuentra incompleto hasta que es validado por pares evaluadores .
Los pares evaluadores desempeñan un rol fundamental en el proceso de acreditación tanto de instituciones educativas, como de carreras y programas. Su función es validar la autoevaluación realizada por la institución y aportar una mirada objetiva y calificada desde una perspectiva externa. Estos pares evaluadores son académicos o profesionales altamente calificados y experimentados, seleccionados y designados por el IAC-CINDA, en acuerdo con la institución que será evaluada. Actualmente existen alrededor de 500 pares evaluadores que han trabajado en procesos de acreditación del instituto.
Esta validación se hace a través de diversas instancias. Así lo describe una de las pares evaluadoras que trabaja con el IAC-CINDA, Katia Rodríguez, Coordinadora de postgrados de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de ESPOL. “Como evaluadora en los procesos de acreditación del IAC-CINDA, mi rol ha sido el de realizar evaluaciones exhaustivas y objetivas de las instituciones asignadas. He participado en diversas etapas del proceso de acreditación, que incluyen la revisión de documentos, visitas in situ a las universidades y la elaboración de informes detallados sobre la calidad de los programas académicos, la infraestructura, la investigación, la gestión institucional y otros aspectos relevantes para el aseguramiento de la calidad educativa, siempre manteniendo la objetividad y cumpliendo con los lineamientos establecidos”.
El equipo de pares evaluadores
Efectivamente, el equipo de evaluación externa está compuesto por entre tres y cinco evaluadores, uno de los cuales es designado presidente. Este equipo es responsable de revisar detalladamente el informe de autoevaluación, familiarizarse con la institución y planificar una visita. Durante la visita, los evaluadores recopilan información adicional, complementando y clarificando los datos obtenidos previamente. Esta visita implica entrevistas presenciales con distintos agentes de la institución
Después de la visita, el equipo de evaluación externa redacta un informe, documento que incluye opiniones fundadas sobre la claridad de los propósitos institucionales, el cumplimiento de estándares de calidad y la calidad del proceso de autoevaluación y del plan de mejora. Jordi Surinach, Director del Departamento de Econometría, Estadística y Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona y miembro del AQR Research Group, también ha ejercido como par evaluador externo durante los últimos 10 años, participando en diversos procesos de acreditación. “Este proceso de reflexión interno es absolutamente necesario, para poder asegurar una formación universitaria de calidad, que se ve complementada, posteriormente, con la visión externa que ofrece IAC-CINDA. Para avanzar, sin duda, es necesario este proceso de reflexión y análisis interno y externo”, destaca.
Con esta mirada coincide Oscar Pain, Jefe de Gestión Curricular y Evaluación Académica de la Pontificia Universidad Católica del Perú que ha participado en diversos procesos. “La importancia de la evaluación entre pares es que permite a la acreditación ser un proceso de aprendizaje y no solo el cumplimiento de una lista de criterios. Los actores que conforman una carrera, durante el proceso de autoevaluación han participado activamente de los procesos de sistematización de información, han valorado y han tomado decisiones en base a sus hallazgos. Sin embargo, hay temas o aspectos que pueden haber sido omitidos o no vistos en profundidad. La evaluación entre pares complementa y potencia este proceso con la perspectiva de tres miradas complementarias, distintas pero afines, con un compromiso sincero de brindar a la carrera una perspectiva más amplia de aquello a potenciar y de las rutas que pueden tomar. Es complejo llegar a comprender la riqueza de esta interacción, sobre todo en una primera acreditación. Es fundamental que evaluados y pares evaluadores recordemos que construimos juntos esta evaluación. Partimos del proceso de autoevaluación y lo pensamos juntos como parte de un mismo proceso con un mismo fin, el de mejorar para beneficio de toda la comunidad educativa que conforma una carrera”.
Este informe será el que utilizará el Consejo Académico del Instituto de Acreditación de la Calidad para tomar la decisión de acreditación. Como señala Katia Rodríguez, “desde mi perspectiva, el aseguramiento de la calidad es de vital importancia en el ámbito educativo, ya que garantiza que las instituciones de educación superior cumplan con altos estándares de excelencia y mejora continua. A través de la acreditación, se promueve la transparencia, la rendición de cuentas y la confianza en las instituciones educativas, tanto para la comunidad académica como para los estudiantes. Además, el aseguramiento de la calidad impulsa el desarrollo de programas académicos pertinentes y actualizados, la formación de profesionales competentes y la contribución significativa al progreso de la sociedad en general. Es un proceso esencial para asegurar que las universidades ofrezcan una educación de calidad y estén comprometidas con la mejora continua en beneficio de todos los involucrados en la comunidad educativa”.
Finalmente, ser par evaluador no solamente contribuye al aseguramiento de la calidad en las instituciones que se someten a un proceso de acreditación, sino que es también una oportunidad para los académicos y especialistas de desarrollar nuevos espacios de acción y de actualización permanente. “Me interesé por la evaluación como campo de estudio y de aplicación al participar en la evaluación de programas educativos de diferentes temática y objetivos, generalmente de la educación básica. Estas experiencias me llevaron a adaptar y aplicar la evaluación a mi trabajo en la PUCP, tanto a nivel teórico como metodológico, relacionado a los factores asociados al aprendizaje de los estudiantes universitarios. No era ajeno a los procesos de acreditación como participante en mi rol de profesor del Departamento de Psicología, pero me faltaba esa experiencia de mirar una carrera como un todo. Por ello, al presentarse la oportunidad de ser par evaluador, me atrajo muchísimo el poder realizar una evaluación conjunta, participativa y que parte de un campo disciplinar común, pero que se enriquece de la diversidad de miradas y experiencias del equipo”, resume Oscar Pain.
